sábado, 20 de septiembre de 2014

Mi experiencia al impartir mi primer taller de composición empírica de letras para canciones.

La experiencia que tuve con el primer taller que impartí, en cuanto a composición empírica de letras, fue muy nutritiva para el alma.

Me hizo ver y sentir varias cosas.
Primero, que hay un talento enorme en esta hermosa Ciudad de México. Que hay personas tan ávidas de saber, que te escuchan, que se conectan con tu alma para llegar a un fin común, que es aprender y sentir. Me volví a dar cuenta que todo lo que se escribe, todo lo que se dice, el como nos expresamos, son secuelas de nuestras experiencias, de nuestros anhelos, de lo que somos y lo que queremos llegar a ser.
No es malo hablar contar nuestras historias, compartir un poco de nuestro dolor o felicidad, al contrario, mientras más soltemos lo que llevamos dentro, más nos volveremos a amar.
Cada palabra que se escribió fue resultado de un desprendimiento de un pedacito de nosotros.
Pero por más que queramos expresar nuestro sentimiento en palabras, nunca describiremos la totalidad de lo que sentimos, simplemente nos acercaremos un poquito a lo que siente nuestra alma.

Fue una gran dicha dar este curso y quedarme con instantes eternos.

Gracias a mi hermano Rodolfo, que me impulso a seguir escribiendo en este blog.