lunes, 10 de noviembre de 2014

Mi carta de renuncia.

Me voy de ésta oficina porque no sé estar encerrado, quiero volar más alto y conocer diferentes cielos. Me siento afortunado por la oportunidad de trabajo que me ha brindado cada empresa en la que he estado, pero no puedo pasar mis días sentado en un silla.
Quiero escribir historias y convertirlas en canciones, quiero poder salir a caminar y tomar una taza de café en el balcón cuando yo quiera.
He conocido personas maravillosas que me han enseñado mucho, personas que me han impulsado a seguir mis sueños y a poner esfuerzo y atención a cada detalle.
No se que me depare el destino, sólo quiero quiero más de la vida, quiero conocerme, llenarme de momentos, viajes, escribir canciones que queden plasmadas en la eternidad.

Renuncio porque en mi espalda han renacido dos alas que me invitan a volar a lugares desconocidos. No me pienso detener porque buscar hace la felicidad, porque sufrir enseña a amar y caer te da la oportunidad de levantarte y comenzar de nuevo. 
Pareciera que en esta oficina la libertad es una utopía, misma que yo he vivido y a la que no pienso renunciar. Respeto a las personas que pasan horas en una oficina, se van tarde, llegan temprano y eso hacen gran parte de sus vidas. Eso también requiere valor, tiempo, esfuerzo y amor. Después de todo, trabajar en una oficina no es algo malo, tal vez esa sea su libertad, muy diferente a la mía. 

Me voy porque necesito irme, porque no me quiero acostumbrar a estar sentado y no volar.






No hay comentarios:

Publicar un comentario