Lo conocí en Cuauhtémoc.
De principio parecía una persona
con un semblante de rutina.
Cansado, pensativo, ido.
Después de unos segundos
sus quijadas apretaban fuerte,
su boca se fruncía
y sus ojos se esforzaban por no llorar
Ese sentimiento que el estaba teniendo
en ese momento, ya la conocía.
Sé como se siente esa presión en el pecho,
esas ganas de gritar
y salir corriendo a donde sea.
Se sufre tanto cuando quieres llorar
y hay tantas personas a tu alrededor,
que no les interesa en lo más mínimo tus sentimientos.
Lo despedí en Balderas,
lentamente lo vi alejarse
y sé que por dentro lloraba.
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